jueves, agosto 26, 2010

The Outsider (ficción)



Saliendo del departamento, al bajar esas añosas escaleras el sonido de la música se sentía apañado, podría uno percatarse que las melodías bailables daban paso a baladas, que de una u otra manera, indicaban que el carrete estaba llegando a su final.

Una vez abajo, Jonas me hace un ademán de media vuelta, dice -"aro aro aro"- En esa mirada... se buscaba un cómplice, ya tu sabes...

sabíamos que hay algunos cigarros que no es conveniente encender frente a tus suegros, ellos fueron respetuosos de esto, bueno, finalmente me resistí... en esa cancha yo no me manejaba mucho.

Todo indica que el porrito estaba "cuático", las risas se sienten ir y venir, la visibilidad de algunos ya no era aguda, ellos veían como una grabación hecha artesanalmente con una mala cámara, en la mano y trotando, yo lo sabía.-

Llegábamos al auto, notaba una euforia un poco desmedida, un destello de preocupación rozó mi espalda, pero me sentí fuera de lugar, no dije nada... ya nos íbamos.


Una vez dentro del auto me relajé un poco, estaba frío, pero el motor japonés del viejo toyota de mi amigo hizo maravillas con la calefacción; su amplificador y grandes bafles hicieron el resto del trabajo; escuchábamos un potente disco de hip hop nacional de los 90, Tiro de Gracia nos hacía repeler el frío.

El camino no debía ser tan largo, pero nos desviamos por una pobla bien rasca, Pablillo tenía, según él, unas MobiDick.

Ya estaba imaginándome lo larga de la resaca del día de mañana, aunque verdaderamente no me preocupaban ni la acidez ni la esofaguitis, estaba pensando en el asquillo que me resultaba estar con un vaso de vodka tonica en las manos, "qué diablos" pensé, estaba con bastante buen sabor y los pellets que tenía puestos en la guata no me daban claridad de nada.


Entrando en la casa, una que otra torpeza, finalmente llegué al cuarto, me saqué la ropa y felizmente, me tumbé.

El calor del ambiente me decía que eran cerca de las 14 hrs., no sé en qué momento fui al baño, pero había dejado la luz encendida. -¡Coño!, no alcanzaba a ir a buscar a la lavandería la ropa para el lunes, qué cagada.

Una 1/2 lata de cerveza para refrescar el güergüero, necesaria para calmar la sed y el dolor de cabeza arreciaba.

Una ducha pulcra me despertaría los músculos, pero habría que saber que hay algunos copetes que se expelen, "filo" hoy es festivo y una siesta reconfortante podría reponernos mejor que nada.

El Chico Pablo tenía nuestra edad, sin embargo, su tez blanca y cabellos rojizos le daban un aire pueril.

Quizás su aspecto era el origen de su comportamiento autodestructivo, nos aventajaba con mucho en las artes del jolgorio, no le agradaba que le trataran por niño "lindo" y menos que su fenotipo social de cuico, que claramente correspondía a su realidad vecinal, significara que él no haría tales o cuales cosas; es mas sus padres, verdaderos pijos o fresas, no deberían conocer ni
siquiera en qué año de universidad se encontraba su hijo, menos con quién andaba de carrete.

Por mi padre, me enteré que fue Alicia quien llamaba y llamaba, finalmente este me dijo que encendiera la TV...¡qué mierda!

Breaking News decía, se refería a la noticia en desarrollo, por el rostro de la lectora se notaba conmoción, aunque estaban comentando sobre la milagrosa escapada de de la muerte de dos bebés, sus padres yacían muertos tras la colisión frontal de su vehículo contra otro, el conductor de este y su acompañante, aparentemente bajo la influencia del alcohol no tenían buenas perspectivas de salir bien, habían sido eyectados.

Mientras conocía estos detalles, se interrumpe la noticia para informar sobre el deceso de uno de los muchachos. Pablo Gumucio. Y yo no lo podía creer, el chico Pablo, nuestro pablillo

Con todo esto, ya no sentía ni un poco de malestar. ¿Qué hago?, realmente esto no tenía que ver directamente con el carrete del que salimos los tres, esto ocurrió hace poco y estos huevones habían seguido dándole, quizás esa mandanga que compraron el la pobla los euforizó más, ¡¡por la cresta!!

Mi vieja me miraba con una cara de estupefacción, qué decirme, regañarme?, fuuu, no era momento de pensar siquiera en ella.

Luego de un rato, me di cuenta que ella me estaba hablando, no la estaba escuchando, cogí el celular, llamé a Jonas y al Chico, nadie contestó, quizás esto fue un acto reflejo para auto convencerme.

No estaba dando crédito a lo que sucedía, esto era terrible, oía a mis viejos de cómo se arruinaban esas familias, cómo se sentirían esos padres, yo ya estaba listo para salir a la clínica donde se hallaban mis colegas.

Siendo un domingo en la mañana, en la fila del cortejo fúnebre, me dirigía junto a muchos compañeros a las exequias de estos dos amigos. ¿por qué no los frené?, ¿debí haber estado yo en ese auto?

Ellos eran unos verdaderos Outsiders, aquellos a los cuales sus familiares les dicen para cumplir: "no tomes tanto", "no carretees mucho", "cuidado con los excesos", pero en realidad nadie sabe realmente qué provoca estas adicciones.

Me alegro por los que han salido de estos círculos viciosos, a ellos están dedicadas estas extrañas letras.

salud!


1 comentario:

Unknown dijo...

Esta cuento dark surgió de la letra de la canción "the Outsider" de A Perfect Circle; y me dieron ganas de tomarlo para retomar el Blog, saludos